Cuando Roxana, Mabe y Leandro vinieron a verme a la Subsecretaría de Educación de Tigre, allá por junio de 2013, y me llevaron a bucear “literalmente” y entender cómo funciona internet y un rincón llamado Deep Web para ver el peligro al que estaban expuestos nuestros niños, niñas y adolescentes cada vez que encendían un dispositivo electrónico, inmediatamente supe dos cosas: la primera, que mi vida no volvería a ser nunca más lo que era y, la segunda, que tenía que pedirle ayuda a Malena, que era con quien yo trabajaba, y era urgente…